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LA FILOSOFIA EN LA VIDA DE BOLIVAR (1986)


Sobre esta obra:

El novel Filósofo, José Pascual Mora García es egresado de la Escuela Superior de Filosofía de la UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA, en donde presentó el siguiente trabajo de investigación: LA FILOSOFIA EN LA VIDA DE BOLIVAR, Un acercamiento Filosófico-Político a la Ideología Bolivariana. Fue aprobado por unanimidad, siendo el Presidente del Jurado el Dr. Elías Pino Iturrieta (1986).

LA FILOSOFIA EN LA VIDA DE BOLIVAR, ha sido presentado en diferentes Congresos: Congreso de Literatura Tachirense (1986) y Jornadas de Investigación de la Facultad de Humanidades y Educación de la U.C.V., (1986) en donde causó grata impresión.

Asimismo, ha sido presentado ante diferentes Instituciones: Sociedad Bolivariana de Venezuela (Caracas, San Cristóbal y La Grita 1986), en donde una vez más, se señaló la importancia del presente trabajo al ser recomendado como texto de apoyo en lo que se refiere “a la formaci6n personal e intelectual del Libertador como expresión de una personalidad autónoma”, la Cátedra Bolivariana y la filosofía latinoamericana. Es de hacer resaltar que José Pascual Mora García es Tachirense y actualmente es e1 Director del Centro de Estudios Filosóficos—Científicos Latinoamericanos “Simón Bolívar’ con sede en San Cristóbal. Dirige a su vez la Revista “ATAHUALPA”, órgano de formación Filosófica en e1 Estado Táchira. Forma parte de varias agrupaciones culturales en el país, como son: El Taller Poético-Literario “Zaranda”, en donde dirige el Sub-Taller de Filosofía Latinoamericana (San Cristóbal); Organización Galardón “Humogría de Oro” (La Grita); Fundación Amigos del Museo “Recuerdos de la Humanidad” (La Grita); Miembro Asociado de la Sociedad Bolivariana de la Grita Miembro de la Junta Directiva de la Sociedad Bolivariana del Estado Táchira (San Cristóbal); Organiza y Dirige los Programas Radiofónicos sobre Simón Bolívar en la Radio Difusora Cultural del Estado Táchira (San Cristóbal); y es Miembro Asociado de la Sociedad Venezolana de Filosofía (Caracas)

El joven Licenciado José Pascual Mora García entra, con “La Filosofía en la Vida de Bolívar”, en el mundo de los estudios del Libertador y en la bibliografía bolivariana especializada. Su libro, con ser una tesis académica de origen perentorio, tiene la densidad y el alcance del verdadero libro. Por aspectos bolivarianos que pone de relieve —formación, pensamiento, ideología, mensaje futurista— merece la atención de todos los lectores. Mora García, al pergeñar esta obra, prueba que el Libertador fue, entre otras muchas cosas, un hombre típico de su momento histórico. La lectura de este ensayo resulta, sobre muy sugerente, altamente satisfactoria.


Dr. Pedro Pablo Paredes
Presidente de la Asociación de Escritores de Venezuela
Secclonal Táchira

La Escuela del día de después (1997)


Contraportada

Este libro marcha abiertamente en contra del escepticismo y nihilismo light del postmodernismo neonietzscheano. El autor parte de la posibilidad de repensar el Maestro, la Escuela y el Saber Pedagógico en el contexto de las prácticas emergentes, por eso busca una interpretación situada en/desde la Postinodernidad. Aquí la Postmodernidad es vista como alternativa y no simplemente como cementerio de ilusiones. Dedica especial atención a repensar no las prácticas pedagógicas de ayer, ni las de hoy sino las que vendrán, porque la Historia de la Educación también debe preocuparse por la visión propectiva.

Jáuregui, el Mensajero de los Valores 1848-1905 (1998)


Presentación


El autor nos coloca en el compromiso- placer de presentar otro de sus trabajos de investigación. Ese compromiso nace de la tertulia, el diálogo crítico y la fraternidad intelectual, razón por la cual estamos liberados de ser complacientes o caer en elogios banales. Por el contrario pienso que su petición lleva el ánimo de compartir dudas, abierto a la crítica de sus juicios y reflexiones propios de la fragua investigativa.


Este trabajo nos lleva a un «recorrido» histórico que expresa una gramática de la vida, llena de espiritualidad por los valores ancestrales. Aquí Pascual apuesta por una Historia de la Educación en Valores apoyado en el enfoque de las Mentalidades. Desde la figura señera de J. M. Jáuregui se adentra en la Mentalidad Andina venezolana para polemizar contemporáneamente sobre la historia, la historicidad y la historiografía como discursos que pliegan, repliegan y despliegan los saberes que nos constituyen como ciudadanos, con una racionalidad epocal -devenida vinculo- con el legado aportado por quienes lucharon en aquel pretérito para formarnos y que hoy surge en nuestro inconsciente colectivo.

En estas líneas hay juicios llenos de matices polémicos, como corresponde a quien se atreve a emitir y divulgar su pensamiento, clave del proceso de maduración crítica y buena excusa para discutir en el Taller Permanente de Estudios Epistemológicos en Ciencias Sociales (TAPEECS), en nuestros miércoles infinitos que nos unen en fraternal disputa para avanzar en las lides epistémicas. Por ello, quisiera compartir con los lectores la invitación del autor, a fin de contar con sus aportes al diálogo fecundo de lo que estamos siendo, haciendo y diciendo.


Aquí se nos ofrece un panorama jaureguino en el que destacan:


a) Desde la opción epistemológica, cuatro perspectivas plenamente diferenciadas, a saber: la Mentalidad Andina, la Memoria Colectiva Religiosa, la Educación en Valores, y la Historia de la Ciencia. Ellas nos brindan un pre-texto para abordar la idea de conjunto del trabajo: la Mentalidad Andina venezolana, en espera de un estudio más amplio acerca de las nuevas subjetividades que la posmodernidad implanta.

b) Las cuestiones de método y metodologías con las que se abordan los nudos temáticos ofrecen un magma discursivo para indagar una «ontología histórica de nosotros mismos» (Foucault).

e) La inferencia axiológica que el autor hace de los actos y escritos jaureguinos son un insumo para analizar la Educación en Valores.


Dicho lo anterior sólo resta invitar a los lectores para que asistan al placer de encontrar en estas líneas una Voluntad con Sentido, como bella excusa para polemizar acerca de nosotros mismos, a fin de no perdernos en la noche oscura de las apologías banales; pues como dice el autor: «Ser jaureguino no representa un culto al hombre sino una manera de Ser hombre.)>


Gabriel Ugas Fermín.
Rancho Episteme,
Junio-1998.

Bolivar y la Constituyente (1999)


Presentación

Todo en Bolívar deviene en historia porque sus palabras nunca fueron ciegas, y las palabras en la historia avizoran más que los ojos. Por eso, Bolívar es un destino, una intermitencia, un profeta, una vocal que se repite, una posibilidad de resucitar cada vez que los caminos de la crisis llevan a nuestro pueblo a despertar de encantamientos que le estremecen los huesos y desesperan las culpas, Si no fuese así, Bolívar sería una voz de las arenas, un cuento de la soledad, un prisionero fatal del nihilismo histórico. Negar su mensaje imperecedero sería negar la patria existencial, la que dejó establecida su espada y su palabra. Y el que pretenda legislar - por lo menos- para reconstruir la República, no puede soslayar la palabra patriótica del grande hombre, incluso debe llevarla al éxtasis para buscar la adhesión de los ciudadanos, para adecuarla a sus costumbres y condiciones de existencia, Y Bolívar es una vocal que se resiste a la nada, como el personaje aquel que se sentaba en el trípode de Delfos. Los arúspices o pitonisas también pertenecen a la civilización, de lo contrario, Atenas y Roma no existirían para la lógica de Esquilo o la de Artaud.
Ha llegado la hora de repensar a Bolívar incluso en los castillos de la postmodernidad, ahora que el poder, menos que una delegación es una reencarnación del soberano. El tema de Bolívar no es ajeno para el joven y talentoso
historiador y filósofo Pascual Mora; lo viene trajinando desde una década con aportes por demás interesantes y valiosos. Esta vez lo afronta a través de una temática de actualización política e histórica: la Constituyente, como proceso para redimensionar las Instituciones fundamentales del país.
La Constituyente es parte consustancial del pensamiento bolivariano, así lo demostró el héroe en sus discursos en los años 1819, 1821, 1826 y 1830. Con la Constituyente vuelve Bolívar y vuelve Rousseau, para las justificaciones de las nuevas formas de democracia participativa, formas de democracia semidirecta, vale decir: referéndum, mandatos imperativos, poder revocatorio, etc., formas que emergen en los nuevos escenarios políticos del inundo occidental y que han hecho de los principios de la llamada democracia representativa- montesquiana- si no trastos viejos, por lo menos formas dignas de replantearse para adaptarlas a los vientos de cambios que recorren la humanidad. Ya no se conjuga con idolatría ni eficacia a Montesquieu con su lógica de poderes y la ausencia del pueblo en ellos, es decir, está en quiebra la figura del súbdito que aliena su voluntad y obedece a monarcas o partidos políticos o a burócratas, ahora se reinterpreta, no de manera utópica sino realista, las enseñanzas de Rousseau, se realiza ahora y se realza la figura del ciudadano como centro de la lógica de la libertad roussoniana, como personificación de la comunidad política, de la soberanía, de la presencia directa del pueblo en las decisiones fundamentales del poder, como mediación contractualista entre el poder y su legitimación para reducir a la mínima expresión la separación cada vez más pronunciada entre el Estado y la sociedad civil donde se funda la lógica montesquiana. Esta reafirmación del ciudadano en desmedro del súbdito es lo que hace volver a Bolívar y a Rousseau ahora que los límites de la democracia liberal se están despedazando; por eso se habla de refundar repúblicas más allá de esos límites, gústeles o no a quienes creen que Bolívar no debe salir de los límites de su muerte en 1830.
Es un acierto de Pascual Mora replantear la figura del ciudadano en estos tiempos de Constituyente como perpetuum mobile de la ideología bolivariana, centrada tanto en la noción de soberanía popular como en la noción de pueblo, pasando obligatoriamente por el concepto del poder moral como resalte de la virtud patriótica para vencer la corrupción en tanto lógica política. Mora-García coloca el debate de la Constituyente en sus justos términos: políticos, morales e históricos y no simplemente en la trampa leguleya Por eso el titulo del trabajo de este acucioso pensador tachirense no es un señuelo bolivariano sino una propuesta teórico-política digna de discutirse en cualquier escenario de la hermenéutica histórica sobre el Bolívar andante. Bolívar fue un poema fundacional: todo en él deviene en historia


Prof Temistocles Salazar.